Un asesor del gobierno británico afirma
que la sociedad debería hacer del acto de beber agua embotellada, algo tan poco
elegante como fumar. “Debemos hacer
creer a la gente que el agua embotellada no está de moda, tal y como se hace
con el tabaco. Necesitamos una campaña similar para convencer a la
gente de que no es correcto”, comentó Tim Lang, comisario del gobierno
británico adscrito al área de recursos naturales.
Phil Woolas,
ministro de medio ambiente, añadió que la
cantidad de dinero gastada en agua mineral “está
llegando al límite de lo moralmente aceptable”. Sus comentarios vienen
a cuento de los últimos estudios realizados, que muestran que beber una botella de agua embotellada tiene
el mismo impacto en el medio ambiente que conducir un coche durante un
kilómetro. Los grupos conservacionistas y los proveedores municipales de
agua han iniciado una campaña contra los embotelladores de agua mineral, una
industria que en Gran Bretaña mueve 2.670 millones de euros al
año.
En los Estados
Unidos, está de moda beber agua mineral importada de Fiji (archipiélago
melanesio). la manufactura y transporte de un kilogramo de agua de Fiji
embotellada consume 26,88 kilogramos de agua, 0,849 kilogramos de combustible
fósil (es decir un litro) y emite 562 gramos de gases de efecto invernadero a
la atmósfera.
Es decir,
gastan la cantidad de agua que en realidad te bebes multiplicada por 26. Y una
cantidad de combustible similar a la del agua que te bebes. Lo de asombroso se
queda corto.
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