lunes, 5 de marzo de 2012

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El invierno está llegando a su fin por estas latitudes. Detrás de la aparente desnudez de los arboles la vida sigue su curso. La vida es un proceso de relación donde lo interno y lo externo de nuestras existencias son la misma cosa. La situación mundial es más bien caótica y preocupante. Encajar en una sociedad enferma no es un buen síntoma...
El valor real de una información, además de ayudar a comprender mejor las cosas, se produce cuando se combina con otras informaciones para formar nuevas ideas; ideas que resuelven problemas, que ayudan a las personas, que hacen las cosas mejores, más baratas y más útiles; ideas que iluminan y dan fuerza, que inspiran y enriquecen y estimulan.
Despertar la inteligencia es descubrir, por medio de la duda y el cuestionamiento, el verdadero significado de los valores que hemos adquirido, de las tradiciones, ya sean religiosas, sociales o económicas, que hemos heredado o que hemos elaborado conscientemente.
Uno no puede ser sensible solo a la belleza; también tiene que ser sensible a la fealdad, a la suciedad y a la desorganizada mente humana. La sensibilidad significa afecto y respeto a todo cuanto nos rodea, no solo en una dirección particular. Una mente que en sí misma no es sensible a todo cuanto le rodea, no puede ir muy lejos. En cambio una mente sensible, es una mente religiosa que comprende que La Naturaleza de la Vida y La Naturaleza de la Muerte son la misma cosa.

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